Tipos de jabón
Jabón base:
Obtendremos un jabón duro, sencillo, de uso cosmético, que podremos usar tal cual, o como base para la realización de jabones terapéuticos. Aunque también podremos conseguir así jabones con diferentes texturas, olores y propiedades, haciendo variaciones en la composición de las recetas, utilizando diversos aceites, solos o mezclados, o sustituyendo el agua por infusiones, leche, etc. que le aportarán sus propiedades y cualidades. Es el más común de los tipos de jabón
Jabón terapéutico:
este tipo de jabón posee una serie de propiedades terapéuticas gracias a los ingredientes que se le han añadido al jabón base. Estas propiedades varían según los resultados que queramos obtener, como que sean específicos para regenerar la piel, para dar masajes que favorezcan la circulación sanguínea, o que sean exfoliantes.
Este jabón se obtiene de someter al jabón base (una vez transcurrido el mes de reposo) a un molido (cortarlo en pequeñas porciones, o de rayarlo) para luego volverlo a mezclar, al baño maría, con una sustancia líquida (agua, infusiones de hierbas medicinales, leches…) y otros ingredientes que le aportarán otras cualidades( arcillas, miel, salvado de trigo, frutas, esencias, etc.) en este caso solo existe una fase de secado, ya que no existen ya sustancias causticas.
Jabón de glicerina transparente:
Líquido denso, incoloro, se obtiene a partir de grasas y aceites vegetales o animales, por saponificación como subproducto, entre otros métodos. Tiene propiedades emolientes, por ello se puede utilizar solo en pastillas de jabón para la limpieza del cutis seco o añadido a otro tipo de jabones, etc. Estos jabones se disuelven fácil y rápidamente en agua, por lo que durarán menos tiempo que otros.
Debido a su transparencia (no confundir con los jabones transparentes obtenidos a partir de mezclas con alcohol, ya que no tienen las mismas propiedades), se usa también para crear pastillas de jabón de fantasía, con diferentes colores o inclusiones: un regalo para acariciar nuestra piel y desbordar nuestra creatividad.
PH de los jabones
Cuántas veces has oído hablar del pH de la piel sin saber lo que realmente es. Es un término que se repite una y otra vez en los anuncios de jabones, toallitas, cremas hidratantes, geles de ducha….
El pH de la piel es aquel que determina el grado de alcalinidad o acidez de la piel. El valor del pH puede oscilar entre 0 y 14; así, si un producto tiene un pH menor que 7 es considerado ácido y si pasa de 7 alcalino. El pH de nuestra piel puede variar según la edad (los valores de pH son más alcalinos desde el nacimiento a la pubertad y en la vejez) y la zona del cuerpo (el pH es menos ácido en axilas y entre los dedos).
La piel es el órgano más extenso que tenemos en nuestro cuerpo y aquel que actúa como barrera ante los agentes externos. La piel posee una capa llamada hipodermis que tiene un pH ligeramente ácido, de entorno al 5,5, gracias al cual la piel está lubricada y protegida de gérmenes, bacterias e irritaciones.
Cuando una persona se lava de manera excesiva con jabón provoca que la piel pierda su acidez normal; es por ello por lo que es muy importante elegir los productos para el baño adecuados para mantener el nivel de pH ideal.
Con el nivel de pH adecuado (de entorno al 5,5), nuestra piel será lisa, sin arrugas, granos, espinillas o puntos negros. La piel grasa posee un pH alcalino, mientras que el pH de la piel seca es más ácido de lo normal.
Como elaborar una receta tipo de jabón
Ingredientes básicos:
1. Aceites (oliva, girasol, almendras, caléndula, etc. )
2. Sosa en perlas
3. Liquido (agua, infusiones, leche, aguas florales, etc.)
Ingredientes opcionales:
- Grasas ( vegetales, ceras, mantecas)
- Aceites esenciales (de romero, geranio, naranja, lavanda, etc.)
- Otros (salvado de trigo, avena, cascaras de cítrico, hierbas secas, canela, cacao, etc.)
- Colorantes naturales (pulpas de verdura, frutas, especias, etc.)
Elaboración de la receta

Primero estimar el total del peso en jabón que queremos realizar. 100gr, 200gr… 1kg etc.
– Una vez sepamos esto, debemos calcular sobre ese peso el peso de los aceite/s (y si queremos grasa /ceras), ya que será casi el peso final resultante, debido a que la sosa es relativamente poca y del liquido solo queda un 15% al final.
– Una vez sepamos los pesos de aceites y grasas deberemos calcular, con la tabla de saponificación, la cantidad de sosa necesitaría de cada aceite/ grasa, y sumarla al final, para obtener un total:
– Multiplicar la cantidad de cada aceite/grasa por su valor correspondiente de saponificación (ver tabla básica).
– Una vez tengamos la cantidad de sosa total, hallaremos la cantidad de liquido necesario: que el 30% de la solución de sosa(es decir la sosa + el agua).
– operación: cantidad. total sosa / 0,3 (30%)= solución sosa
Pero como solo necesitamos la cantidad de agua, le restamos la cantidad de sosa total al resultado.
– operación: solución sosa – cantidad. total de sosa= liquido solo.
– Una vez hechas todas estas operaciones tendremos nuestros ingredientes básicos por lo que podremos elaborar nuestra receta con los métodos de elaboración explicados.
Con los ingredientes opcionales habrá que ir haciendo pruebas con ellos, hasta obtener la cantidad necesaria según el gusto de quien realiza la receta.